Capítulo 37 (Especial) Lágrimas de Sirena- Parte III: Tártaro

Ariel agarró al hombre que se estaba hundiendo y le ayudó a ascender a a la superficie.

-Simbad: ¿Qué queréis? ¿Acaso vais a devorarme?
-Ariel: No te preocupes, hace años que las sirenas dejamos de comernos a los humanos. Ahora hay que llevarte a un lugar seguro.

-Ariel: Parténope, tú enseñaste a mi madre a convertir sirenas en humanos y viceversa ¿Podrías convertirme en humana a mí?

Ariel se imaginó con piernas, los días que pasó con Éric y los momentos con los que había soñado durante años. En un instante, una luz la envolvió, y recuperó su forma humana ante los asombrados ojos del resto de tripulantes.

-Vanessa: Tú lo has empleado para darme vida.

-Vanessa: No te preocupes. Ellos ya están de camino.

-Ariel: ¿Éric? ¿Cómo es posible?

-Úrsula: Es posible que tú poseas la otra mitad del poder del tridente, mi pequeña y dulce niña. Pero yo estoy mejor preparada. El fragmento de la esfera me ha dado el poder para convertir a Vanessa en un ser independiente, y ahora ella posee la voz de aquella princesa con la que ha poseído a tu querido Éric. Creo que ha llegado el momento de que sepas lo que es una verdadera pesadilla, sirenita.

-Ariel: ¡Gracias!
-Simbad: No me las des. Te debía una por salvarme. Ahora estamos en paz.

Pero aún quedaba alguien más. Dereck apuntaba con su arco hacia Odette.
-Parténope: ¡Odette, corre! ¡En esta ocasión, no es un ataque con magia, si no con un arma humana! ¡El colgante no puede salvarte!

-Partenope: Maldición....
Dereck soltó la flecha, la cual iba directamente hacia la princesa cisne. Finalmente, la flecha la alcanzó; pero no fue a Odette, si no a Parténope. La sirena se había puesto en medio.
-Odette: ¿Por qué?
-Parténope: Porque tú... Puedes salvarlos a ambos...

-Parténope: No te preocupes por esto. Esta herida se me cerrará en un día. Ahora presta atención y repite lo que yo diga.
-Parténope (Odette repite): Oh gran lago de los cisnes. La luz de la luna que me ofrece el poder para evitar las artes oscuras. Enséñame la magia del cisne y libera mis amigos.


Estaban en busca de los miembros que quedaban de su grupo.

-Ariel: Tenemos que curarte enseguida.
-Parténope: No te preocupes, solo es una herida superficial. Escucha, Ariel, siento mucho haberos metido en este lío. De haber sabido que aquella bruja fue la que atacó mi pueblo...
-Ariel: No te preocupes por eso. Tú no tienes ninguna culpa.


-Parténope: Espero que de esta forma pueda compensar mis fallos.
Con esas palabras, la hermosa sirena del Norte se despidió y se marchó, sumergiéndose en el mar.

-Úrsula: No renunciaré a una ventaja tan valiosa contra ti, Ariel. Hay otras voces que pueden hipnotizar a este hombre.

Así fue como Úrsula desapareció con el príncipe Éric. Ariel no se lo podía creer. Había perdido a su marido. Melody abrazó a su madre para intentar animarla, mientras Simbad dirigía el barco a tierra firme.
Una vez en el castillo, Ariel ordenó que preparasen las habitaciones que estuvieran disponibles para alojar a sus invitados.

-Ariel: ¿Seguro que tu marido estará bien?
-Odette: No te preocupes, Parténope dijo que se recuperaría por completo en un par de días. Lo que tenemos que hacer es decidir qué vamos a hacer.

-Ariel: No era necesario que me acompañaseis.
-Simbad: Ese pulpo se ha reido de nosotros y hundido mi barco ¡No descansaré hasta hacerla puré!
-Odette: Además, no vamos a dejarte sola.

Antes de que la niña pudiese acabar de hablar... Una extraña luz violeta apareció y absorbió a todo el grupo.
-Bart: ¿Qué está pasando?
-Kururu: Kukukuku No lo sé, pero yo me largo.

-Finn: ¡Será corbade!
Finalmente llegaron al lugar que les llevó el portal. Era un sitio que ninguno de ellos conocía, salvo una del grupo.
-Marceline: ¡Cuánto tiempo sin pasar por el Tártaro!
-Simbad: ¿El Tártaro? Creo que voy a alucinar.
Entonces salió un humo verde que cubrió a todo el grupo.
-Finn: ¿Y ahora que?
Cuando el humo se disipó, Ariel, Odette, Simbad y Marceline observaron aterrorizados que el resto estaba totalmente paralizado.


Eris apareció entonces.
-Marceline: ¡Cuánto tiempo, Eris! ¿Se puede saber lo que quieres ahora?
-Eris: Por ahora, deshacerme de los pesados.
En ese momento, Eris hizo desparecer a Marceline.

-Eris: Esa mujer puede pasar de un mundo a otro a gusto, me he limitado a mandarla al lugar al que pertenece. Así podré hablar con vosotros tranquilamente. Tengo un negocio entre manos, y deseo que me ayudéis.
-Simbad: ¿Qué te hace pensar que te ayudaríamos?

-Eris: Vuestros amigos se encuentran ahora mismo bajo mi poder.
-Ariel: ¡Éric!

-Eric: ¡Ariel! Por favor, vuelve al palacio. Allí estarás a salvo.
-Ariel: No voy a hacerlo. Estoy decidida a salvarte.




Ariel y los demás se fijaron en la chica que iba con el broche, la cual no tardó en presentarse como Sailor Moon.

-Genio: ¿Dónde están Jasmine y Hércules?
-Aladdín: Han desaparecido. Se los habrá llevado el mismo que nos hizo esto ¿Pero por qué a ellos?
-Simbad: Seguro que esa malvada bruja tiene algo que ver.

Ariel empezó a pensar en los recuerdos de sus últimos momentos que le había proporcionado el Tsukiyomi: pensó en Éric, en sus padres, en Parténope, en Úrsula... Pero sobre pensó en qué haría de ahora en adelante y cuáles serían las consecuencias de sus actos.
CONTINUARÁ
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